Hay una inconveniente verdad que muy pocos por fuera del mundo académico están dispuestos a discutir, pero muchos han expresado preocupación al respecto: La inteligencia artificial y la automatización van a reemplazar millones de trabajos y mucho más pronto de lo que la gente se imagina. Este es un tema que va más allá de las robots en las fábricas o las completamente automatizadas máquinas amenazando los mercados del trabajo manual, es algo que se está extendiendo a profesiones más especializadas como el derecho y la medicina también, donde los algoritmos ya están siendo usados para automatizar algunas de las partes más simples en los procesos de toma de decisiones en estos trabajos.  Ross Inteligence es un servicio de inteligencia artificial para abogados que realiza trabajos de  investigación que tradicionalmente es asignado a los abogados principiantes, mientras que Babylon Health está trabajando en un sistema de inteligencia artificial que diagnosticará los problemas de salud por medio de una aplicación que trabajará de la misma manera en la que un doctor lo haría.

Otros trabajos incluidos en este panorama son el servicio al cliente, los taxistas, los asistentes ejecutivos, cajeros de tiendas, tenderos, obreros de construcción, mensajeros, barrenderos, contadores de bus, y muchos otros más que están viendo como la tecnología está llegando a su ambiente y tomando los trabajos que anteriormente los seres humanos emprendían. Es una tendencia que está en sus primeras etapas, pero cuyo crecimiento será exponencial. El impacto en el mercado laboral será significativo, pero va mucho más allá de esto – el concepto de trabajo en sí mismo va ser desafiado.

La evolución industrial

Durante los últimos 250 años la civilización occidental ha sido transformada por dos grandes revoluciones socio-económicas: La revolución industrial y la tecnológica. La primera cimentó las bases del capitalismo moderno al acomodar la labor humana con el uso de las innovaciones mecánicas para incrementar la eficiencia. La última esta en su infancia todavía, pero ya ha hecho un gran impacto al realizar una evolución del proyecto industrial reemplazando la labor humana con sistemas dirigidos por computadoras. El problema es que las construcciones sociales que surgieron con el capitalismo tienen sus bases enteramente en la creación de empleos.  Con la automatización tecnológica nos estamos lanzando de cabeza a una potencial crisis, a menos que el sistema también evolucione.

La Revolución Industrial, como la actual revolución tecnológica, nació por la innovación. Específicamente, la invención de máquinas como el telar mecánico permitieron la fabricación de productos mucho más rápido y a un costo menor que los tradicionales tejedores podían suministrar por cuenta propia.  Inicialmente, este temprano ejemplo de automatización puso a muchas personas por fuera del trabajo, llevando a protestas, disturbios y violencia. Con el tiempo, sin embargo el proceso de automatización permitió que la producción se incrementara llevando a que las exportaciones crecieran y con ellas la demanda, lo cual a su vez supuso la necesidad de crear nuevos puestos de trabajo para poder satisfacer esa nueva demanda.  El modelo tan famosamente enarbolado por China, India y otras economías emergentes en el último tramo del siglo XX fue exactamente el mismo modelo que llevó primero al Reino Unido y luego a los Estados Unidos a convertirse en las economías dominantes del mundo.

Este modelo funciona siempre y cuando existan dos cosas que lo sostengan: Primero debe haber suficiente demanda por los productos manufacturados para poder mantener la tendencia de crecimiento al alza, y segundo la demanda necesita crear suficientes puestos de trabajo en casa para poder mantener a la mayoría de la gente empleada. Este equilibrio delicado en lo que Karl Marx llamó la lucha de clases es el clave impulsador detrás de los años de boom durante la era victoriana en el Reino Unido y en la primera parte del siglo XX en los Estados Unidos.

El desafío, sin embargo, es la naturaleza de competencia dentro de un sistema capitalista que tiene sus bases en la economía de libre mercado, como la mayoría de los países. La teoría del libre mercado nos dice que todo el mundo es capaz de competir, sin obstáculos, con cualquiera, dándole a todos la oportunidad de salir adelante en el mundo. En realidad, la competencia de libre mercado se funda en el éxito que surge de sobrepasar a tus competidores, y esto significa  en que debes enfocarte en todo lo que te permita reducir costos, incrementar la producción y la rentabilidad. La automatización y la tecnología, en esta batalla, son armas fundamentales. Reemplazar la costosa y defectuosa labor humana con máquinas altamente eficientes es algo inevitable.

La economía de los algoritmos

El impacto de la automatización en las economías de los países avanzados se ha estado expandiendo lentamente desde 1950, lo que no es una pequeña coincidencia ya que durante ese tiempo fue que el computador moderno fue inventado. Los grandes jugadores del siglo XXI no son los aceros o los autos Ford producidos por Estados Unidos, sino los Apples, Googles, IBMs y Microsofts, La tecnología se ha incrustado en el corazón de la economía moderna y esta tendencia solamente va a continuar.

El cambio realmente interesante que estas compañías tecnológicas han traído más recientemente se encuentra en la dinámica misma del trabajo. Previamente, el trabajo requería ir a un determinado lugar y usar alguna máquina de algún tipo – sea el taladro o la máquina de escribir – para cumplir con las tareas. Al final del día dejabas las herramientas y te ibas a casa. Hoy día, sin embargo, las herramientas que usamos para trabajar son las mismas que usamos en casa para las actividades de entretenimiento, e internet proporciona un enlace permanente entre nuestro espacio personal, nuestro espacio de trabajo. De manera que los trabajos físicos lentamente están siendo reemplazados por computadores, efectivamente estas herramientas de producción están ahora en las manos de todo el mundo.

No es sorpresa, que algunos de los más nuevos e innovadores negocios de los últimos años han hecho uso intensivo de este hecho. Un gran ejemplo es Uber, una empresa pionera en lo que ha sido descrito como la economía de conjunto (Gig economy), pero que en muchas maneras apunta al futuro de la economía como un todo. Uber se comunica con su completa fuerza de trabajo por medio de un aplicación en los sus teléfonos. Un algoritmo determina qué conductor ha hecho determinado recorrido y servicio, los algoritmos determinan el desempeño de los trabajos y deciden cuánto recibe de pago cada trabajador. Los clientes, entretanto, también usan la aplicación en sus teléfonos y también está plenamente en sus manos el algoritmo que decidirá que conductor los recogerá.

La principal premisa de la economía de conjunto ( o promesa) es que los trabajadores son autoempleados, libres para decidir cuando quieren trabajar, con las oportunidades entregadas por medio de la demanda vía una aplicación. Mientras que las grandes compañías continúan automatizando sus trabajos, el autoempleo sigue continuando su carrera como la fuente de empleo más viable.  La tecnología detrás de Uber apunta a un futuro en el que los algoritmos reemplacen las ventas y el marketing, donde los servicios – e incluso los productos – llegan a tus manos vía una aplicación. Nosotros estamos listos para confiar en los algoritmos donde una vez confiamos en las marcas – la recomendación de los algoritmos en sitios como Amazon, los resultados de búsqueda de Google, los anuncios patrocinados en Facebook, todos ellos usando información de nuestra base personal de datos para relacionar productos relevantes con las personas que podrían quererlos.

El futuro del comercio es, por lo tanto, uno donde confiaremos más en los algoritmos que en las marcas, y estos algoritmos utilizaran información que felizmente nosotros les hemos dado para que nos den lo que necesitamos, en cualquier sitio en el que nos encontremos. La necesidad de grandes negocios (excepto por estos que se basan en la información y en los algoritmos) se desvanecerá en la medida en que los pequeños negocios y las personas autoempleadas se conecten con los clientes por medio de los algoritmos de las aplicaciones,  y esto será un lugar común en el futuro próximo. Esta tendencia ya está en marcha, con el autoempleo teniendo un crecimiento del 88% en el Reino Unido entre el 2001 y el 2015, y sin mostrar signos de relentizarse. En muchas maneras es un suceso positivo, dirigir un negocio propio es mucho más gratificante que trabajar para alguien más. Pero seguramente habrá un dolor en el corto plazo que la economía sufrirá, mientras que el sistema todavía se sostiene en las estructuras del capitalismo que se basan en la creación de empleos.  Sin esta estructura, más dinero fluirá hacia los directores de las compañías mientras que los trabajadores sufrirán por menos seguridad laboral.

Para llegar a un punto donde los negocios pequeños puedan progresar realmente, algunos aspectos del ambiente socio-económico necesitan evolucionar. Las herramientas tecnológicas tendrán su papel en todo esto, pero la oportunidad esta ahí para el ser humano también,

Para aquellos pensando en tomar el salto a ser propietarios de un pequeño negocio, ahora es el mejor momento para hacerlo. Antes de que todo el mundo lo haga.

Vía | FireDrop

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