Una de las promesas que hizo el hoy presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, fue derogar y/o renegociar varios tratados de libre comercio, entre ellos el NAFTA o TLCAN (el Tratado de Libre Comercio de América del Norte) que involucra a Canadá, México y Estados Unidos. Poniendo fin con ello a una era en la que se veía al libre comercio como el paradigma económico global de desarrollo y crecimiento.

Del mismo modo Trump sugirió que no implementará los acuerdos comerciales que Estados Unidos estaba negociando con los países del pacífico (TPP, acuerdo comercial transpacífico) y con la Unión Europea (TTIP, acuerdo comercial transatlántico) bajo la administración de Barack Obama.

Todo lo anterior plantea serias inquietudes para el comercio y el emprendimiento global. El argumento de Donald Trump para sacar a Estados Unidos del movimiento de libre comercio es que la economía estadounidense está perdiendo puestos de trabajo, ya que muchas empresas norteamericanas prefieren llevar sus plantas de producción a países donde la mano de obra resulta más barata y el libre comercio les permite llevar todos sus productos a los países desarrollados.

Sacar a Estados Unidos del movimiento de libre comercio restaría eficiencia a los mercados y a la economía global. Muchos flujos de capital a nivel mundial se verían diezmados y por consiguiente las actividades de emprendimiento resultarían más difíciles.

Como ejemplo podemos destacar que si una empresa mexicana o establecida en México quisiera llevar sus productos hacia Estados Unidos, por cuenta de la renegociación del tratado de libre comercio tendría que pagar mayores tarifas de impuestos para poder ingresar la producción al país vecino.

En términos globales las economías desarrolladas y emergentes han venido creciendo durante los últimos 50 años como lo afirma Alexander Friedman en Project Syndicate. Sin embargo las políticas proteccionistas que implementaría Donald Trump más el estancamiento que la Unión Europea ha sufrido luego de la crisis inmobiliaria de 2008, podrían asestar duros golpes al proceso de expansión tecnológica y comercial que ha traído consigo la globalización.

La xenofobia y el aislacionismo que promueve Donald Trump, así como los líderes de derecha que alzan sus banderas ideológicas en Europa, también representan grandes desafíos para las actividades de emprendimiento de diversas empresas. En una reciente entrevista con la BBC, el CEO ejecutivo de Google, Sundair Pichai, afirmó que fenómenos como la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, así como políticas más duras en materia migratoria podrían afectar seriamente la capacidad de Google de atraer talento extranjero cualificado para sus negocios.

Adicionalmente el negacionismo de Trump ante el cambio climático también afectará muchas iniciativas empresariales en este campo, haciendo menos atractivas las inversiones en energías renovables y limpias. El impacto de no hacer nada o muy poco frente al cambio climático tendrá grandes implicaciones económicas que afectarán sustantivamente la capacidad de desarrollar iniciativas de emprendimiento de manera rápida y sostenida debido a la falta de recursos que acarrearán las consecuencias ambientales del calentamiento global. Esto se sentirá especialmente en los países en vías de desarrollo, donde más necesidad existe de industrias de emprendimiento sustentable.

¿Qué alternativas tienen los emprendedores ante este panorama?

Aunque el comercio mundial se vea limitado por las políticas proteccionistas de Donald Trump dentro de los Estados Unidos, existen alternativas para los emprendedores y los gobiernos que deseen promover el crecimiento económico y un ambiente propicio para nuevas propuestas de emprendimiento. Dentro de estas alternativas podemos citar:

1. Alianzas público- privadas para la promoción de la innovación

Los países que temen impactos negativos por las políticas de Trump adversas al libre comercio deberán enfocarse en la generación de tecnologías revolucionarias, cuyo nivel de innovación sea tal que aunque existan barreras arancelarias puedan captar la atención de los consumidores y puedan llevar a generar productos que sean preferidos sobre aquellos que son protegidos por las tarifas de arancel. En este desafío tanto las empresas como los Estados pueden trabajar de la mano para lograr este cometido con una mayor eficiencia. La inversión pública en ciencia tecnología desempeña un papel decisivo.

2. Promoción del trabajo en línea

Aunque el mundo puede tender a volverse menos globalizado con políticas adversas hacia el fenómeno migratorio, las empresas aún pueden atraer talento a sus compañías sin necesidad de que este talento llegue físicamente al país donde opera la compañía. El trabajo en línea puede resultar aún muy precario y poco desarrollado, sin embargo las empresas y los emprendedores pueden desarrollar estrategias para promover el uso de este talento con una mayor coordinación y efectividad.

3. Desarrollo de emprendimientos cooperativos

El emprendimiento como tarea individual puede resultar una tarea desafiante. Quizá uno de los rasgos más distintivos de la economía capitalista es la promoción del emprendimiento en tanto como idea individualista y desarrollada por un empresario único que arriesga su capital y prestigio para hacer realidad un proyecto de negocio. Los emprendimientos cooperativos superan este factor, por lo que pueden resultar más fáciles de desarrollar en tanto que el riesgo es compartido. Además como se dice popularmente: “La unión hace la fuerza”. Pensar de manera más colectiva y solidaria puede hace más fácil enfrentar las situaciones adversas, en especial las de carácter económico.

4. Generar más emprendimientos ambientales sin importar los riesgos

Si bien las inversiones en activos sustentables pueden resultar riesgosas debido a los desincentivos que podrían verse en este campo en los Estados Unidos, en el largo plazo el mayor riesgo es no actuar. Cualquier tipo de emprendimiento que plantee como prioridad las sustentabilidad ambiental cobrará mayor relevancia en la medida en que los problemas ambientales se vean agravados por las eventuales políticas de inacción que pueden llegar a materializarse en la administración de Donald Trump.

Si los Estados Unidos dejan de actuar en este campo, las inversiones tecnológicas de alto impacto en sustentabilidad ambiental que se realicen fuera de los Estados Unidos (principalmente las que se llevan a cabo de la mano con los Estados) tendrán ventaja y podrán obtener mayores beneficios en la medida en que serán las más adecuadas para responder a una necesidad cada vez más imperiosa: Un mundo menos contaminado.

Una llamada a la acción

Si bien el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos ha encendido las alarmas de los economistas y los académicos más destacados, lo cierto es que en materia económica y de emprendimiento no existen situaciones exentas de ambigüedad. Es decir cada realidad ofrece sus ventajas y desventajas. La labor de los emprendedores decididos y apasionados por dejar huella en su entorno es la de encontrar las ventajas de esas realidades y explotarlas en beneficio propio y de los demás. Caer en el pesimismo y la inacción no es una opción. Si bien el mundo afronta grandes desafíos que amenazan con romper las dinámicas de integración, globalización y desarrollo, las personas siempre tendrán necesidades que ameritan ser suplidas, del mismo modo que las oportunidades para la generación de riqueza siempre estarán a la mano sin importar qué tan adversas sean las circunstancias.

*Este artículo fue escrito por Iván Gutiérrez para ConEmprendimiento
@IvanGutGa

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