Haz tomado el camino del emprendimiento y de la independencia económica y eso va a tener consecuencias. La palabra emprendedor suena muy bien (de hecho te encanta). Cuando lo dices suena a que eres una persona entusiasta, capaz, valiente y muy creativa, pero la realidad es que es más fácil decirlo que hacerlo.

Existe una cruda realidad…

Si quieres ser un verdadero emprendedor nadie vendrá a levantarte todos los días con una frase motivadora. De hecho habrán días en los que no querrás levantarte y la cama será mucho más dulce que cualquier otra cosa imaginable.

Nadie estará ahí para decirte que sigas adelante cuando ves el cielo lleno de nubes grises.

Nadie te impondrá un horario ni te dirá lo que debes hacer a través de día. Nadie te elogiará por tus logros ni pondrá tu foto en el cuadro del empleado del mes.

En muchas ocaciones todos ganarán dinero, menos tú. Tendrás que hacer el trabajo que otros no quieren hacer, desde ensuciarte las manos, cargar cajas, hacer las compras, hasta las grandes reuniones, y ¿adivina qué? nadie te alabará por eso.

Muchos verán tu éxito con egoísmo y con crítica. Te criticarán si creces o si dejas de hacer lo que los demás quieren. Te mirarán con desconfianza y buscarán hacerte tropezar.

Muchos querrán que les ayudes, pero no estarán ahí cuando los necesites, porque no les importará.

Si, el camino del emprendedor es un camino lleno de obstáculos, de trampas y de fieras en el camino. Nadie dijo que era fácil.

Pero… es apasionante.

Es apasionante encontrar a personas que vibran en tu misma frecuencia, que le encuentran sentido a tus locos y extraños planes. Si, los emprendedores nos comunicamos con un tipo de lenguaje que solo podemos reconocer cuando estamos en frente de un autentico emprendedor.

Somos una manada a los que el corazón les palpita al mismo ritmo.

El emprendimiento es como escalar la montaña. Lo mejor de la escalada no es la cima, es el paso a paso, cada peldaño, cada meta.

Así que cuando logres cada meta en tu negocio, lo celebrarás, cuanto tu marca empiece a brillar te darás cuenta que no existió ni un solo golpe que te hayas dado que no haya valido la pena.

Si eres un verdadero emprendedor sabes que tu verdadera pasión no está en encontrar la comodidad, está en la acción, en la pasión de empujar tu negocio hacia adelante, aunque pese, aunque duela y aunque sientas que las fuerzas no te dan. La satisfacción es ver a tu negocio avanzar, tomar ritmo y velocidad; porque ahí sabrás que tu sangre, sudor y lágrimas se sembraron como una semilla que ha germinado y está dando sus frutos.

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