*Por Bill y Melinda Gates

Nuestra carta anual del 2017 va dirigida a nuestro querido amigo Warren Buffett, quien en el año 2006 donó gran parte de su fortuna a nuestra fundación para luchar contra las enfermedades y la inequidad en el mundo. Hace apenas unos meses, Warren nos pidió que explicáramos el impacto que su regalo ha tenido en el mundo.

Lo que sigue es nuestra respuesta:

Querido Warren:

Tu regalo hace una década nos dejó sin palabras. Fue el regalo más grande que una sola persona hubiera hecho jamás, y nosotros sabíamos que te debíamos un retorno fantástico por tu inversión.

En esta carta, compartiremos los aspectos más sobresalientes contigo, y nos enfocaremos en la salud global- porque es el punto de inicio de nuestro trabajo filantrópico, y es la mayoría de lo que hacemos.

Nosotros no tenemos cifras de ventas y rendimientos financieros para mostrarte. Pero hay unos números que observamos muy de cerca que nos sirven de guía en nuestro trabajo y nos ayudan a medir nuestro progreso.

Comencemos con el más importante.

Nuestro número favorito

Melinda: Cada Septiembre, Las Naciones Unidas anuncian el número de niños de menos de cinco años que murieron el año previo. Cada año este número rompe mi corazón  y me da esperanza. Es trágico que tantos niños mueran, pero cada año más niños viven.

Bill:  Si tú añades las ganancias de cada año en esta materia, 122 millones de niños de menos de cinco años han sido salvados durante los últimos 25 años. Estos son niños que habrían muerto si las tasas de mortalidad hubiesen permanecido igual que en 1990.

Melinda: Salvar vidas de niños es un fin en sí mismo. Pero tiene otros beneficios también. Si los padres creen que sus hijos sobrevivirán – y tienen acceso a anticonceptivos que les permitan  espaciar los embarazos – ellos serán capaces de elegir cuántos niños tener.

Bill: Cuando una madre puede elegir el número de hijos que quiere tener, sus niños son mucho más sanos, ellos están mejor nutridos, sus capacidades mentales son más altas – y los padres tienen más tiempo y dinero para invertir en la salud y la educación de sus hijos. De esta forma es cómo las familias y los países pueden salir de la pobreza.

La mejor inversión son las vacunas

Melinda:  El cubrimiento del paquete básico de vacunas de los niños es más alto que nunca, está al 86 por ciento. Y la brecha del cubrimiento entre países ricos y países es más baja que nunca. Esto explica mucho de las ganancias en la supervivencia de los niños. Las vacunas son la sola razón más grande para la caída en las muertes de los niños de menos de cinco años.

Reduciendo la mortalidad de los recién nacidos.

Bill: El primer día de vida es especialmente el más peligroso para los bebés, y más de 2, 5 millones de recién nacios mueren en su primer mes de vida. El mundo no ha hecho tanto progreso en esta área como la que hemos hecho en otras. Las muertes de los recién nacidos representan el 45 % de de todas las muertes infantiles, arriba del 40% en 1990.

Melinda: Pero algunos países muy pobres han mejorado las tasas de supervivencia animando la lactancia materna e incrementando el número de trabajadores de la salud atendiendo los nacimientos. Y los centros de salud que estamos financiando en África están haciendo autopsias ahora de tal modo que los politólogos puedan aprender más sobre las muertes de los recién nacidos. Bill tuvo la oportunidad de observar una de estas autopsias el año pasado en Sudáfrica.

Acabando con la desnutrición

Melinda: La desnutrición hace más probable que los niños mueran por enfermedades. También inhibe su crecimiento y afecta su desarrollo cognitivo.

Bill: La desnutrición destruye gran parte del potencial humano en el planeta. Estamos financiando investigación para identificar los nutrientes claves y encontrar la manera de incluirlos en la dieta de los niños. Cuando los investigadores hagan estos descubrimientos, el aumento en el número de los niños que alcancen su pleno potencial cambiará el mundo.

El Poder de la Planificación Familiar

Melinda: En el mundo en desarrollo, 300 millones de mujeres tienen acceso a los modernos anticonceptivos. Este número es el más alto de la historia, pero todavía hay 225 millones de mujeres en los países en desarrollo que quieren usar anticonceptivos y no pueden conseguirlos. Eso es trágico. Los anticonceptivos salvan vidas y reducen la pobreza. Cuando las mujeres en los países en desarrollo pueden aplazar sus embarazos por lo menos durante tres años, sus niños tienen dos veces más probabilidades de sobrevivir durante su primer año. Cuando las mujeres pueden espaciar sus embarazos, ellas tienen más probabilidades de avanzar en su educación, ganar un ingreso, y tener niños saludables. Esto lleva a una prosperidad más grande- Y esto comienza con el poder de las mujeres de decidir cuántos niños quieren tener.

La pobreza es sexista

Bill: La pobreza es sexista. Entre más pobre sea una sociedad, menos poder tendrán las mujeres. Los hombres deciden si las mujeres pueden salir de sus casas, hablar con otras mujeres, ganar un ingreso. El poder machista es las sociedades más pobres es impresionante.

Melinda:  Afortunadamente, en la medida en que una sociedad mejora, la posición de la mujer en la sociedad también lo hace. ¿Pero cómo las mujeres en los países más pobres tienen más poder ahora? De hecho las mujeres pueden tener más poder gracias a otras mujeres. Cerca de 75 millones de mujeres están involucradas en grupos de auto-ayuda solamente en la India. Los grupos pueden ayudar a las mujeres a obtener préstamos o compartir prácticas de salud, pero una vez han comenzado, las mujeres toman la dirección en el sentido que quieren. Eso es empoderamiento.

Más optimistas que nunca

Bill: En una reciente encuesta, solo el 1 por ciento sabía que el mundo había reducido la extrema pobreza a la mitad, mientras que el 99 por ciento subestimaba el progreso hecho. El estudio no estaba evaluando la cultura general de las personas sino su optimismo, y los resultados no fueron muy buenas en este aspecto.

Melinda: El optimismo no solo es la creencia de las cosas se volverán automáticamente mejor; es la creencia de que podemos hacer que las cosas sean mejores. Y en muchas maneras estamos haciendo que el mundo sea mejor- La pobreza global se está reduciendo, las cifras de muertes infantiles están cayendo, el alfabetismo está aumentando, el estatus de las mujeres y de las minorías en el mundo está mejorando.

Bill: Warren, no te sorprendas de que seamos más optimistas que nunca.

Melinda: Y más impacientes también.

Bill: Especialmente por esto.

0, el número mágico

Bill: Este es el número al que nos dirigimos cada día en nuestra fundación: Cero malaria, Cero VIH, Cero tuberculosis. La Poliomielitis está cerca de alcanzar este número mágico. En 1998 había cerca de 350.000 nuevos casos de Polio a nivel mundial. El año pasado fueron a penas 35.

Melinda: Estos casos fueron confinados al Norte de Nigeria, partes de Afganistán y Pakistán. La inmunización de los niños en áreas de conflicto es especialmente difícil y peligrosa. Tenemos conciencia de los riesgos que los vacunadores toman para alcanzar a cada niño.

Bill: Si las cosas se mantienen estables en las áreas de conflicto, la humanidad podría ver el último caso de Polio durante este año.

Warren, estos números nos ayudan a entender el éxito en la lucha por la salud global. Los problemas siguen ahí porque son difíciles de resolver. Pero tenemos confianza en el talento del mundo, la energía, y la empatía de las personas – lo cual nos lleva a finalizar nuestra carta con una mirada de esperanza en el futuro.

La Poliomielitis será historia dentro de nuestras vidas, la malaria se acabará. Nadie morirá de VIH. Muy pocas personas tendrán tuberculosis. Los niños de todas partes estarán bien nutridos. Y la muerte de un niño en el mundo en desarrollo será tan rara como la muerte de un niño en el mundo desarrollado.

No podemos poner una fecha a estos eventos, y no sabemos la secuencia de los mismos, pero tenemos la confianza en una cosa: el futuro sorprenderá a los pesimistas.

Muchas Gracias por poner tu confianza en nosotros, Warren. No te defraudaremos.

– Bill Y Melinda.

Vía| Gates Letter

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