Estás parado detrás de la cortina, a punto de llegar al escenario para enfrentarte a las miles de caras medio envueltas en la oscuridad frente a ti. A medida que avanzas hacia el centro de atención, tu cuerpo comienza a sentirse más pesado con cada paso. Un latido familiar hace eco en todo tu cuerpo: los latidos de tu corazón se salieron de los gráficos regulares.

No te preocupes, no eres el único con glosofobia (también conocida como ansiedad del habla o miedo a hablar en grandes multitudes). A veces, la ansiedad sucede mucho antes de que te subas al escenario.

El mecanismo de defensa de tu cuerpo responde causando que una parte de tu cerebro libere adrenalina en la sangre, la misma sustancia química que se libera como si fueras perseguido por un león.

Aquí hay una guía paso a paso para ayudarte a superar tu miedo a hablar en público:

1. Prepárate mental y físicamente

Según los expertos, estamos diseñados para mostrar ansiedad y reconocerla en los demás. Si tu cuerpo y mente están ansiosos, tu audiencia lo notará. Por lo tanto, es importante prepararte antes del gran espectáculo para que llegues al escenario con confianza, recogido y listo.

Hacer ejercicio ligeramente antes de una presentación ayuda a que la sangre circule y envía oxígeno al cerebro. Los ejercicios mentales, por otro lado, pueden ayudar a calmar la mente y los nervios. Estas son algunas formas útiles de calmar tu corazón acelerado cuando comienzas a sentir las mariposas en tu estómago:

  • Calienta

Si estás nervioso, es probable que tu cuerpo se sienta de la misma manera. Tu organismo se pone tenso, tus músculos se sienten apretados o estás rompiendo en sudor frío. La audiencia notará que estás nervioso.

Si observas que esto es exactamente lo que te sucede minutos antes de un discurso, has un par de estiramientos para aflojar y relajar tu cuerpo. Es mejor calentarte antes de cada discurso, ya que ayuda a aumentar el potencial funcional del cuerpo como un todo. No solo eso, aumenta la eficiencia muscular, mejora el tiempo de reacción y tus movimientos.

Aquí hay algunos ejercicios para relajar tu cuerpo antes de la hora del discurso:

  1. Rollos de cuello y hombros: Esto ayuda a aliviar la presión y la tensión muscular de la parte superior del cuerpo, ya que los rodillos se centran en girar la cabeza y los hombros, lo que relaja el músculo. El estrés y la ansiedad pueden hacernos rígidos dentro de esta área, lo que puede hacer que te sientas agitado, especialmente cuando estás de pie.
  2. Estiramientos de brazos: A menudo usamos esta parte de nuestros músculos durante un discurso o presentación a través de nuestros movimientos y gestos con las manos. Estirar esta parte del cuerpo puede reducir la fatiga del brazo, relajarlo y mejorar su rango de lenguaje corporal.
  3. Giros de la cintura: Coloca las manos sobre las caderas y gira la cintura con un movimiento circular. Este ejercicio se enfoca en aflojar las regiones abdominales y de la parte inferior de la espalda, lo cual es esencial ya que puede causar incomodidad y dolor, lo que amplifica aún más la ansiedad que puedes experimentar.
  • Mantente hidratado

¿Alguna vez te sentiste reseco segundos antes de hablar? ¿Y luego subiste al escenario sonando áspero frente a la audiencia? Eso sucede porque la adrenalina del miedo escénico hace que la boca se sienta seca.

Para evitar todo esto, es esencial que permanezcamos adecuadamente hidratados antes de un discurso. Un sorbo de agua hará el truco. Sin embargo, bebe con moderación para que no tengas que ir al baño constantemente.

Intenta evitar las bebidas azucaradas y la cafeína, ya que es un diurético, lo que significa que tendrás más sed. También amplificará tu ansiedad y te impedirá hablar sin problemas.

  • Medita

La meditación es bien conocida como una poderosa herramienta para calmar la mente. Dan Harris de ABC, co-presentador del fin de semana de Nightline y Good Morning America y autor del libro titulado “10% Más Feliz”, señala que la meditación puede ayudar a las personas a sentirse significativamente más calmadas, y más rápidas.

La meditación es como un entrenamiento para tu mente. Te da la fuerza y el enfoque para filtrar la negatividad y las distracciones con palabras de aliento, confianza y fortaleza.

La meditación de la atención plena, en particular, es un método popular para calmarte antes de subir al gran escenario. La práctica implica sentarte cómodamente, concentrarte en tu respiración y luego llevar la atención de tu mente al presente sin caer en preocupaciones sobre el pasado o el futuro, lo que probablemente incluye forcejeo en el escenario.

2. Enfócate en tu objetivo

Una cosa que las personas con miedo a hablar en público tienen en común es que se centran demasiado en sí mismas y en la posibilidad de fracasar.

¿Me veo gracioso? ¿Qué pasa si no puedo recordar qué decir? ¿Me veo estúpido? ¿La gente me escuchará? ¿A alguien le importa de lo que estoy hablando?

En lugar de pensar de esta manera, cambia tu atención a tu único y verdadero propósito: contribuir con algo de valor para tu audiencia.

Define el progreso que deseas que haga tu audiencia después de tu presentación. Observa sus movimientos y expresiones para adaptar tu discurso y asegúrate de que están pasando un buen momento para luego salir de la sala como mejores personas.

Si tu propio enfoque no es beneficioso, ni lo que debería ser cuando estás hablando, entonces cámbialo. Esto también es clave para establecer confianza durante tu presentación, ya que la audiencia puede ver claramente que tú tienes tus intereses en el corazón.

3. Convierte negatividad a positividad

Hay dos lados que luchan constantemente dentro de nosotros: uno está lleno de fuerza y valor mientras que el otro es duda e inseguridad. ¿A cuál alimentarás?

‘¿Qué pasa si arruino este discurso? ¿Qué pasa si no soy lo suficientemente gracioso? ¿Qué pasa si olvido qué decir?

No es de extrañar por qué muchos de nosotros nos sentimos incómodos de dar una presentación. Todo lo que hacemos es derribarnos antes de que tengamos la oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que si podemos. Esto también se conoce como una profecía autocumplida, una creencia que se hace realidad porque estamos actuando como si ya fuera cierto. Si crees que eres incompetente, eventualmente eso se convertirá en verdad.

Los entrenadores motivacionales pregonan que los mantras positivos y las afirmaciones tienden a aumentar tus confidentes para los momentos que más importan. Di a ti mismo: «Voy a aceptar este discurso y puedo hacerlo».

Aprovecha tu adrenalina para alentar un resultado positivo en lugar de pensar en el ‘qué pasa si’ negativo.

4. Comprende tu contenido

Conocer tu contenido y tenerlo al alcance ayuda a reducir tu ansiedad porque hay una cosa menos para preocuparte. Una forma de llegar allí es practicar numerosas veces antes de tu discurso real.

Sin embargo, no se recomienda memorizar la secuencia de comandos palabra por palabra. Puedes terminar congelado si olvidas algo. También correrás el riesgo de sonar antinatural y menos accesible.

«Ninguna cantidad de lectura o memorización te hará exitoso en la vida. Es la comprensión y la aplicación del pensamiento sabio lo que cuenta», dijo Bob Proctor.

Muchas personas inconscientemente cometen el error de leer en sus diapositivas o memorizar el guion palabra por palabra sin entender su contenido, una manera definitiva de estresarse.

Comprender tu flujo de voz y tu contenido hace que sea más fácil para ti convertir las ideas y los conceptos en tus propias palabras, que luego puedes explicar claramente a los demás de una manera conversacional. Diseñar tus diapositivas para incluir mensajes de texto también es un truco fácil para garantizar que recuerdes rápidamente tú material cuando tu mente se queda en blanco.

Una forma de entender es memorizar los conceptos o ideas generales en tu campo. Te ayuda a hablar de forma más natural y deja que tu personalidad brille. Es casi como llevar a tu audiencia a un viaje con algunos hitos clave.

5. La práctica hace al maestro

Al igual que la mayoría de las personas, muchos de nosotros no estamos sintonizados naturalmente con hablar en público. Rara vez los individuos caminan hacia una gran audiencia y se presentan perfectamente sin ninguna investigación y preparación.

De hecho, algunos de los principales presentadores hacen que parezca fácil durante el show porque han pasado innumerables horas detrás de las escenas en la práctica profunda. Incluso grandes oradores como el difunto John F. Kennedy pasaban meses preparando su discurso de antemano.

Hablar en público, como cualquier otra habilidad, requiere práctica, ya sea entrenando tu discurso innumerables veces delante de un espejo o tomando notas. Como dice el refrán, ¡la práctica hace la perfección!

6. Sé auténtico

No hay nada de malo en sentirte estresado antes de subir a hablar frente a una audiencia.

Muchas personas temen hablar en público porque sienten pánico de que otros los juzguen por mostrar su vulnerable y verdadero yo. Sin embargo, la vulnerabilidad a veces puede ayudarte a parecer más auténtico y con quien pueden identificarse como orador.

Olvídate de intentar actuar o hablar como otra persona y descubrirás que vale la pena arriesgarte. Te vuelves más genuino, flexible y espontáneo, lo que hace que tengas más facilidad de manejar situaciones impredecibles, ya sea con preguntas difíciles de la multitud o experimentar una dificultad técnica inesperada.

Para descubrir tu estilo auténtico de hablar es fácil. Elige un tema que te apasione y discútelo como lo harías normalmente con un familiar o amigo cercano. Es como tener una conversación con alguien en un entorno personal de uno a uno. Una excelente manera de hacerlo en el escenario es seleccionar un integrante de la audiencia aleatoria (con una cara que con suerte te tranquilice) y hablar en ese momento con un solo asistente durante tu discurso. Descubrirás que es más fácil tratar de conectarte con una persona a la vez que con una habitación entera.

Dicho esto, estar lo suficientemente cómodo como para ser natural cuando estas frente a otros, puede llevarte un poco de tiempo y algo de experiencia, dependiendo de cuán cómodo te sientes con ser tú mismo frente a los demás. Pero una vez que lo aceptes, el miedo escénico no será tan intimidante como inicialmente pensaste.

Presentadores como Barack Obama son un excelente ejemplo de un orador genuino y apasionado:

7. Evaluación posterior al habla

Por último, pero no menos importante, si ya has hablado en público y has tenido cicatrices debido a una mala experiencia, trata de verlo como una lección aprendida para mejorarte a ti mismo como orador.

No te rindas después de una presentación

Somos los más duros y difíciles críticos con nosotros mismos y es bueno. Pero cuando termines de pronunciar tu discurso o presentación, concédete un poco de reconocimiento y una palmadita en la espalda.

Tú lograste terminar lo que tenías que hacer y no te diste por vencido. No permitiste que tus miedos e inseguridades te afectaran. Toma un poco más de orgullo en tu trabajo y cree en ti mismo.

Mejora tu próximo discurso

Como se mencionó anteriormente, la práctica hace la perfección. Si deseas mejorar tus habilidades para hablar en público, intenta pedirle a alguien que te filme durante un discurso o una presentación. Luego, observa y analiza lo que puedes hacer para mejorar la próxima vez.

Aquí hay algunas preguntas que puedes hacerte después de cada discurso:

  1. ¿Cómo lo hice?
  2. ¿Hay algún área para mejorar?
  3. ¿Soné o me veía estresado?
  4. ¿Tropecé con mis palabras? ¿Por qué?
  5. ¿Estaba diciendo «um» con demasiada frecuencia?
  6. ¿Cómo fue el flujo del discurso?

Escribe todo lo que observaste y sigue practicando y mejorando. Con el tiempo, podrás manejar mejor tus temores de hablar en público y parecer más seguro cuando sea necesario.

Vía | Life Hack

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